Comprender el valor de cada alimento, la función que cumple y la cantidad adecuada para nuestra dieta, es la mejor manera de organizar las comidas de la forma más beneficiosa posible.
Para el ser humano la alimentación está cargada de significados. El alimento está muy ligado a la evolución cultural de los pueblos, a los sentimientos, los hábitos, las tradiciones y aun las creencias religiosas.
Actualmente, los medios de comunicación social intensifican, amplían o modifican esos significados, asignándoles a los alimentos connotaciones que poco o nada tienen que ver con las virtudes que puedan poseer intrínsecamente.
Los avances logrados en la conservación de alimentos han dado a la madre la posibilidad de abreviar el tiempo de preparación de las comidas, pero aún es insuficiente el aprendizaje que se ha hecho del valor intrínseco de cada alimento y la asunción de la responsabilidad de adaptarlos convenientemente para obtener niveles deseables de salud y de crecimiento de los hijos.
Las modas dietéticas tienden a limitar el consumo de ciertos alimentos; por lo tanto, es probable que falten algunos factores nutritivos o que sean escasos. Por otra parte suelen desvirtuar el placer de la comida, que es muy importante para lograr una buena nutrición. Adherir a estas tendencias en forma excluyente podría significar un importante riesgo para la salud, a largo plazo.
Ayudar al niño en la elección de alimentos y transmitirle un comportamiento racional frente a las invitaciones de los medios de comunicación, que estimulan la compra de ciertos comestibles y bebidas, es responsabilidad de la familia, en primer lugar.
Una comida adecuada debe contener todos los nutrientes esenciales (hidratos de carbono, proteínas, grasas, agua, minerales y vitaminas) y suministrar las calorías necesarias para cubrir los requerimientos energéticos y que no se presenten trastornos alimentarios.
Alimentos con mayor contenido en:
HIDRATOS DE CARBONO: azúcar, dulces, miel, trigo, arroz, maíz, harinas, frutas, verduras.
PROTEÍNAS: carnes (vacuna, cerdo, cordero, ave, pescado), leche, quesos, huevos, granos, leguminosas.
GRASAS DE ORIGEN ANIMAL: carne, huevo, manteca, crema, quesos.
GRASAS DE ORIGEN VEGETAL: aceites (girasol, maíz, uva, oliva).
MINERALES:
Calcio: leche, quesos.
Fósforo: leche y derivados, carne, pollo, pescado, nueces, legumbres.
Hierro: carnes rojas, hígado, riñón, corazón, verduras verdes, guisantes, miel oscura.
Flúor: agua, alimentos de mar.
Cinc: carnes, leche.
Magnesio: soja (grano entero), cacao, queso mantecoso, banana, arvejas, carnes, leche, mejillones.
Sodio: todos los alimentos, sal de cocina, leche, pan, quesos, huevos, sardinas, seso, fiambres.
Potasio: todos los alimentos, leche, vegetales, carne, frutas, (naranja).
Cloro: Sal de cocina, carne, leche, huevos.
VITAMINAS:
A: hígado, riñón, manteca, yema de huevo, leche, crema, verduras de hojas verdes y amarillas (zanahoria, zapallo, batata), frutas (duraznos, melones).
D: leche, manteca, crema, yema de huevo.
C: cítricos frescos (naranja, limón, mandarina), tomate, melón.
Complejo B: carne (músculo), pescado, germen de trigo, levadura seca, verduras.
Alimentos indispensables para la comida diaria
Son: lácteos, carnes, frutas y verduras, cereales.
Leche: alimento completo. Contiene proteínas de alta calidad, calcio, fósforo, vitaminas B, A y D.
Carnes: de vaca, ternera, cerdo, cordero, aves, pescado y huevos. Contiene proteínas de alta calidad, hierro, vitaminas B y A.
Frutas y verduras: Aportan vitaminas C, A, minerales, fibras.
Cereales: pan, harinas y arroz integrales. Contienen cantidades variables de proteínas, minerales, vitamina B, fibras.
Fuente: SuHijo.com